¿Cuál es la mejor almohada para ti?

RECOMENDACIONES DE LA DOCTORA DESCANSO ® DE COLCHONES CARREIRO

Seguramente te ha pasado que cuando duermes mal o de manera no plena, piensas en mil motivos menos en dónde apoyas tu cabeza… ¡tu almohada!

Y es que además de un buen colchón, la elección de la almohada es parte fundamental de un descanso reparador; en la cama pasamos la tercera parte de nuestra vida, y muchas veces no le brindamos la atención que merece. El colchón y la almohada deben combinarse adecuadamente para permitir el descanso más correcto posible.

Si duermes usando una buena almohada puedes llegar a evitar dolores de cuello, espalda u hombros, ronquidos y silbidos, problemas para respirar, dolores en las extremidades superiores, estornudos, insomnio, pesadillas y una mala circulación.  

Para elegir la mejor almohada:

  • La postura en la que acostumbras dormir y tu complexión física son dos cuestiones importantes que debes tomar en cuenta. Pero independientemente de eso, tu cabeza, tu cuello y tu columna vertebral deben estar bien alineadas… al igual que ocurre cuando estamos parados. Desde el comienzo de las cervicales hasta la cadera ha de quedar bien alineada.
  • Es necesario siempre dormir usando almohada para que nuestros músculos descansen y se relajen. Dormir sin ella, como cuando dormimos boca abajo, nos provoca dormir toda la noche con el cuello girado y si estamos boca arriba, nuestro cuello se arqueará hacia atrás provocando lesiones en discos vertebrales y en la raíces de los nervios cervicales.
  • Los tres materiales más recomendados para una almohada son:

Fibra: es cómoda, fresca y transpirable y permite que la circulación del aire favorezca la absorción de la humedad. Lavable.

Viscoelástica: se adapta a la forma de la cabeza y es termosensible, ya que proporciona un apoyo perfecto a la nuca y sirve para descansar por completo la zona cervical.

Látex: es suave y agradable, su estructura interna de células abiertas permite mayor ventilación e higiene.

  • Al elegir una almohada debes también tener en cuenta la posición que adoptas para dormir:

Boca abajo: mejor que sea blanda y fina porque las que son demasiado duras dificultan la respiración o aprietan la garganta.

Boca arriba: de un grosor y una firmeza intermedios, ya que la parte de la cabeza que se apoya es la nuca y las cervicales necesitan reposar sin problemas.

De lado: una almohada intermedia es la correcta ya que una muy dura forzará el cuello y quedará excesivamente levantado y si es demasiado blanda el cuello “caerá” y no se podrá alcanzar la alineación de la columna recomendada.

  • Para determinar la altura de la almohada, existe una especie de “fórmula” que permite identificar qué medida debe tener la almohada perfecta. Con un metro fíjate cuánto mide la distancia entre el extremo de tu hombro hasta tu cara (hasta donde está la oreja). A ese resultado se le deben sumar entre 2 y 4 cm, según la dureza deseada. Por lo tanto, los que tienen hombros más anchos necesitarán una almohada más gruesa que aquellos con hombros más estrechos.
  • En el caso de los niños, muchos padres se preguntan a partir de qué momento pueden comenzar a usar almohada. Ya que los bebés tienen una cabeza más grande en proporción al cuerpo, no precisan utilizarla durante los primeros meses de vida. Cumplido el año se permite colocarla en la cama. Al principio ha de ser de material hipoalergénico.
  • Existen almohadas que evitan los ronquidos, y como la mejor posición es de lado y con la columna derecha, se recomienda tener un apoyo adecuado a estas necesidades. El síndrome de apnea obstructiva se produce cuando las vías respiratorias se cierran parcial o casi totalmente, pero si tú roncas sólo cuando duermes boca arriba, seguramente presentas la llamada “apnea de posición”. Para evitarlo, debes usar una almohada no demasiado alta, así la cabeza no quedará flexionada hacia adelante y los conductos no se obstruirán
  • Lo ideal sería que cada persona llevara su almohada allá donde vaya.

Cuidados para que la vida útil de tu almohada sea la más efectiva posible:

1.- No existe una fórmula mágica para conocer cuánto durará una almohada. Dependerá del material, de la frecuencia con la que se laven las fundas y se limpie la almohada, así como el uso que le des.  Pero debes tomar en cuenta que deberás reemplazarla aproximadamente cada 2 años.

2.- Como con los colchones, debes darle vuelta a menudo, de esa manera evitarás que se deforme.

3.- Utiliza fundas y lávalas al menos cada dos semanas. A tu almohada, dependiendo el material, deberás limpiarla cada tres meses y airearla habitualmente.

4.- Si notas que tu almohada tiene manchas amarillentas, esto significa que tu transpiración y los aceites que el cuero cabelludo produce naturalmente, han sido absorbidos por las fibras de la almohada. Esto podría ser un detonante para la aparición de acné y alergias en la piel.

5.- Recuerda que pasas la tercera parte del día apoyando tu cabeza sobre la almohada, y ésta es un ecosistema propicio para los ácaros. Si presentas signos de alergias respiratorias, más fuertes durante las primeras horas de la mañana que durante el resto del día, es muy probable que se deba a la presencia de ácaros en tu almohada. Esto significa que es tiempo de cambiarla. Siempre es recomendable adquirir almohadas que estén tratadas contra la presencia de ácaros.

Para finalizar, te recuerdo que puedes seguirme como Doctora Descanso® a cualquiera de mis redes sociales o ingresando a mi blog  www.colchonescarreiro.com

 Psic. Alicia Domínguez de Pedro

Dra. Descanso ®

 Que sueñen con los angelitos®

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